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La educación, la esperanza de la Colombia rural

Nacidos en el marco de un conflicto armado, muchos niños y jóvenes de Colombia se alistaron en las fuerzas armadas o huyeron de sus lugares de origen, lo que les impidió ir a la escuela. Tras el acuerdo de paz, tanto los jóvenes como los adultos de Colombia están retomando sus estudios.

Varias generaciones en Colombia se han visto afectadas por el conflicto armado y miles de personas han quedado atrapadas en medio de la violencia. Como resultado, muchos niños y jóvenes no han podido estudiar. El proyecto Arando la Educación del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) ha permitido que 7.000 personas se matriculen en la escuela primaria y secundaria, ofreciéndoles una oportunidad para una vida y un futuro mejores.

Retomar la educación perdida

Nelson*, de 22 años, es uno de los muchos colombianos que perdió su primera oportunidad de educación durante el conflicto civil. A los 11 años, se vio obligado a huir de su ciudad natal y a dejar la escuela debido a la violencia y los combates entre los diferentes grupos armados de la zona.

Tras el acuerdo de paz, Nelson ha podido retomar su educación y ahora sueña con ser veterinario.

En Colombia, tres de cada diez niños de las zonas rurales no han ido nunca a la escuela y unos siete de cada diez no han podido terminar sus estudios. Hoy, la esperanza está en la educación y el país debe comprometerse a ampliar la cobertura educativa para reducir la desigualdad y evitar que se pierda una generación de jóvenes, un recurso nacional clave.

Aprender después de la guerra

Dayro Gutiérrez creció en el Meta, una zona rural al sureste de la capital, Bogotá. Cuando tenía 18 años, un grupo armado llegó a su pueblo.

Durante su época de guerrillero, se formó como médico, pero nunca obtuvo una cualificación formal. Tras el acuerdo de paz, entregó las armas y acabó obteniendo el título de bachiller. Ahora quiere empezar a estudiar la carrera de Medicina.

«Durante ocho años me formé como médico en las FARC y realicé más de 80 cirugías. Operé hernias, extraje tumores, realicé cirugías abdominales y operé brazos y piernas fracturados. También realicé cirugías de heridas de guerra», recuerda Dayro.

Como parte del proceso de paz, la educación es fundamental para la reconciliación y la integración de los excombatientes en la vida civil. El profesor de biología de Dayro, Carlos Aya, reconoce el esfuerzo de sus alumnos: «El acceso a la educación ha llegado en un momento en el que quieren un cambio de vida. La educación es una forma de abrir las puertas a la exploración. Están aprendiendo otras visiones del mundo, lo que conlleva nuevas aspiraciones».

Escolarizar a los adultos

En Puerto Jordán, el Instituto de Fomento Agropecuario (IPA) está formando a más de 60 adultos no escolarizados que sueñan con generar desarrollo y productividad en sus comunidades. Uno de ellos es Edwin Villamizar, un agricultor de Norte de Santander. «No estudié cuando era niño. Tuve que sacrificarme para que mi hermana pudiera estudiar», dice Villamizar. Quiere ser veterinario para ayudar a todas las familias campesinas de la región.

En las zonas rurales, el acuerdo de paz trae consigo verdaderos cambios para quienes han sido afectados por el conflicto. Con una educación pertinente y de calidad para los adultos no escolarizados, se espera que se reduzca la marcada desigualdad en el país. En zonas como Puerto Jordán, las condiciones de vida de la población ya han mejorado gracias a la educación.

La educación es un compromiso con la reconciliación

El proyecto Arando la Educación forma parte de una iniciativa aprobada por el Consejo Nacional de Reincorporación, financiada por la Embajada de Noruega y el Ministerio de Educación Nacional. Es implementado por la Fundación Colombiana de Veteranos y Promotores de Paz, la Universidad Nacional (Educación Abierta y a Distancia) y el Consejo Noruego para los Refugiados.

Con 128 profesores, el programa ha atendido a más de 3.200 personas de las comunidades aledañas a las 26 zonas de reintegración de excombatientes y a más de 3.500 excombatientes, mediante la matriculación en la escuela primaria y secundaria. Gracias a este proyecto, 212 personas se han graduado de la escuela secundaria hasta ahora. La guerra arrebató a muchos colombianos el acceso y el derecho a la educación. Hoy, estos hombres y mujeres estudian para hacer realidad la paz en las zonas rurales. Arando la Educación cierra la brecha y ofrece a las comunidades oportunidades para lograr soluciones duraderas.

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