HOLA Botafogo podrá dormir este miércoles fuera de la dirigencia Campeonato Brasileño, algo que no ocurría desde los primeros compases de la primera parte. Lo que parecía imposible, después de un comienzo sensacional, se convirtió en una dura realidad, si BragantinoRed Bulls ganar de Sao Paulo y eso palmeras al menos atarlo con flamenco.
El líder cayó entonces al tercer lugar.
Esta situación podría rectificarse el jueves, ya que Botafogo la aborda Gremio, que ha estado caminando por fuera, sin alardes, y ya olfateando a un fuerte aspirante al título. Actualmente, tienen 56 puntos, tres puntos detrás de Botafogo y Palmeiras (59 a 56) y dos puntos detrás de Bragantino.
El desafío de Fogão sería difícil en circunstancias normales. Es difícil mantener el equilibrio contra un rival fuerte, especialmente en la última ronda del campeonato. El duelo se hizo más grande por las circunstancias actuales. El líder vive una intensa agitación en el momento adecuado, el momento de conquistar el título.
En competiciones largas, con 38 rondas, es casi imposible mantenerse estable todo el tiempo. Siempre habrá periodos de oscilación, fases de pisar la pelota, de miedo, de duda.
Lo importante es tener tiempo, y “gorda”, para la recuperación. Eso siempre sucede, hasta que el campeón “vuelve a la normalidad”.
El problema es que Botafogo parece perdido, aunque no pueda ser sacudido. No me refiero sólo a tres derrotas consecutivas en las últimas rondas. Eso sería sólo un detalle, si no se sumaría a la retrospectiva al regresar. En la “segunda vuelta de la temporada”, como dijo el técnico portugués, el Botafogo se desempeñó como un equipo descendido.
Es terrible, vergonzoso y muy perjudicial.
Lo cierto es que los equipos sencillos, bien conectados y prácticos de los primeros meses de la Serie A desaparecieron, se evaporaron. Un grupo sin estrellas, pero sólido y equilibrado, que se desintegró tras la marcha de Luís Castro, atraído por el gran dinero ofrecido por los árabes.
El portugués es el encargado de formar el equipo, que tiene una estrategia clara. Tan bueno que permite brillar, por ejemplo, el oportunismo de Tiquinho Soares, máximo goleador del campeonato y fundamental en varias victorias.
Con la desaparición de Tiquinho, también desapareció el fútbol del equipo.
Además, Botafogo sintió el peso de esta difícil situación, fracasó cuando estaba en desventaja, no supo encontrar una salida. Sin embargo, esto está fuera de control. Es obvio que eres tú quien tiene que ahuyentar a los fantasmas, diciendo “¡¡Shhh!!” en el asistente. Sólo haz tu parte.
La cuestión es: no lo ha hecho, para complacer a la gente que lo sigue.
Los aficionados sufrirán. Espero ser recompensado al final.